Vivimos en un mundo en que prácticamente nos lo hacen todo las máquinas. El valor del trabajo o del sacrificio casi se ha perdido y vamos encaminados hacia un futuro muy triste, en el que dependamos completamente de la tecnología y no de nuestras capacidades mentales, físicas o de trabajo. La tecnología no debe ser un impedimento para el desarrollo de estas destrezas, sino una mera herramienta de información y de mantenimiento del bienestar básico. Nos han sustituido las máquinas, y por ello las habilidades humanas se están perdiendo a un ritmo acelerado.
La memoria ya no hace falta para nada, pues podemos buscarlo todo en internet y además donde y cuando queramos. Así como la capacidad de aprendizaje y entendimiento. Ya no hace falta entender nada teórico, todo se reduce a lo práctico, a lo banal, a lo meramente práctico. ¿A quien le interesa
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